Memoria

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No, no soy yo...Pero como si lo fuera.

lunes, 29 de octubre de 2007

Juegos........De chicos

Jugar es de todos los tiempos y de todas las edades, de todos los pueblos y de todas las clases.
Los juegos tradicionales: las tabas, las canicas, las sogas, el aro, las trompas y peonzas, los chiflos, los zancos, los alfileres, los juegos de corro, de pillar, de saltar…, con frecuencia acompañados de frases o canciones, son juegos de materiales que se tienen a mano, sin coste económico, que dependen del ingenio, de la creatividad y de la fortaleza de los niños.
Los juguetes fabricados, los que se compran en gran medida, movidos por la publicidad, la moda, y el poder económico. Tienen un aspecto de diferenciación social.
De los juguetes delicados y clasistas del siglo XIX, se evoluciona hacía juguetes más asequibles, pedagógicos y cercanos al niño en el primer tercio del siglo XX .Se utilizan materiales nuevos y más baratos, celuloide, tela, cartón, chapa, barro…
En los años de posguerra, resurgen los juguetes artesanales, se acentúan las diferencias sexistas y el juguete bélico. Los juegos didácticos adquieren importancia en los años cincuenta y la utilización del plástico y mecanismos sofisticados marcarán las décadas posteriores.





Muchos de estos juegos estaban unidos a los recreos de la escuela. Y todos ellos suponían una población infantil numerosa. Por eso, al disminuir los habitantes y desaparecer las escuelas, la mayoría de estos juegos sólo viven en el recuerdo de las personas que los practicaron.
Hace falta tiempo (y memoria en algunos casos) para poner por escrito las normas que los regulaban. Poco a poco...... y recuperando....... que había mucha inventiva y mucho "cicatero" que cobraba bien con la zapatilla.........


*El Aro:Los había de hojalata y de hierro. Los de hojalata eran los aros que reforzaban el fondo de los baldes de lavar a los que se les limaba la junta para que no estorbasen a la guía. Los de hierro eran una circunferencia hecha de varilla de hierro de unos cincuenta a sesenta centímetros de diámetro. Algunos estaban hechos de cuadradillo, pero eran peores porque rodaban peor en las calles. Los aros de hierro tenían un sonido peculiar. Conocíamos quien andaba por la calle por el sonido del aro.
La verdad es que los aros de hierro se heredaban. De los hermanos mayores o de los tíos. Y si era bueno, y eso se sabía muy bien, se dejaba a los demás chavales dar una vuelta con el aro como un gran favor o a cambio de algo: un atado de santos, unos deberes dejados para copiar,...
Al contrario de pelotas, santos, alfileres, platillos y demás, los aros no se podían llevar a la escuela. Así que , aparte de llevarlos rodando a todos los recados que había que hacer, el asunto solía ser salir de la escuela, ir a casa a buscar la merienda y el aro . El auxiliar para poder rodarlo era la guía. Hecha de alambre gorda o de varilla fina, consistía para los aros de hierro en una especie de U alargada en una de sus ramas, distinta para diestros y zurdos, que se doblaba en ángulo recto perpendicular al plano de la U. La longitud del mango dependía de la altura del propietario. Y al final, bien con un palo, bien doblando la varilla sobre sí misma se hacía un agarradero para que encajase mejor en la mano.
Las de los aros de hojalata eran lo mismo pero mucho más ancha la U.


*La Navaja:Había que jugar en tierra blanda para que la navaja o se hincase. Consistía el juego en ganarle al contrario todo el terreno.
Se marcaba un rectángulo en la tierra y se partía por la mitad. Ese era el terreno de cada uno. También se macaba la línea desde donde había que lanzar. Se sorteaba quién había de lanzar primero. Se intentaba clavar la navaja, en el terreno del contrario. A partir de ese punto donde sa había hincado se trazaba una recta que dividía el terreno del otro y se añadía al propio borrando la linea divisoria anterior. Se seguía tirando hasta que la navaja no se hincaba en la tierra o lo hacía fuera del terreno del adversario. Entonces le tocaba a él y se procedía de la misma manera.
Como a medida que el terreno se iba haciendo más pequeño resultaba más difícil acertar en el tiro, de antemano se quedaba en la medida mínima que mantenía viva la partida, y así se quedaba a un palmo, tres dedos míos, el tacón etc. Si no cabía esta medida en el terreno se había perdido la partida.
También se podía complicar el juego haciendo el lanzamiento cogiendo la navaja por la punta, co la palma, por encima de la mano..... en lugar de cogerlos por el mango.



*A la una anda la mula
Se echaba a suertes y al que le tocaba poner se doblaba por la cintura, apoyando los codos sobre los muslos o rodillas. El resto de los jugadores saltaban sobre él apoyando las manos en su espalda. A la vez que saltaban iban repitiendo la siguiente retahíla:
A la una anda la mula A las dos el reloj A las tres Pepito, Manolito y Andrés A las cuatro un buen salto A las cinco un buen brinco A las seis merendé A las siete pan y leche A las ocho un bizcocho A las nueve empina la bota y bebe A las diez otra vez A las once llama el conde A las doce le responde A las trece ya amanece A las catorce ya es de día y empieza otra vez la vuelta sin parar todo el día.
Si alguno no podía saltar, se caía al hacerlo o confundía las palabras a pronunciar, le tocaba poner.


*Las chapas
Las chapas, llamadas también "platis", son los tapones que cierran las botellas de algunas bebidas. Los chavales solían reunir varias decenas, pidiéndolas en los bares, que empleaban para varios juegos.
Antes de empezar a jugar con una chapa era preciso prepararla. Primero solía extraerse el trozo de corcho que recubría su interior (ahora el corcho ha sido sustituido por el plástico) y después se decoraba con un "santo" (un cromo o una fotografía) que se recortaba al tamaño correspondientes. El paso siguiente era cubrirla con un trozo de cristal, al que había que dar la forma adecuada. Esta operación era bastante delicada, pues el cristal debía adoptar una forma circular, y se realizaba con una piedra. Finalmente se fijaba el cristal con ayuda de jabón, miga de pan o, más modernamente, con masilla. Cuando la chapa estaba lista se podía empezar a jugar.
Para tirar las chapas se golpeaban con el do índice o corazón, haciendo palanca sobre el pulgar para conseguir más fuerza y precisión.
Existían varias modalidades de jugar a las chapas, las dos más practicadas eran "a matar", "a sacar" y las carreras.

*Carreras
Se trazaba en el suelo, con tiza, yeso, escayola o simplemente rayando con un palo, un circuito que los jugadores debían seguir con golpes sucesivos a su chapa. El circuito solía ser muy sinuoso, para aumentar la dificultad, y solía llenarse de obstáculos y zonas prohibidas. Si la chapa se salía del circuito el jugador debía retroceder al obstáculo anterior. A veces, a imitación de las carreras ciclistas, se colocaban metas volantes, premios de la montaña, etc. e incluso se hacían contrarreloj.


*El guá
Se trata de un juego que se practica con canicas, bolas de arcilla, piedra, vidrio o metal de pequeño tamaño. El número de jugadores no es fijo, como mínimo se precisan dos, pero pueden jugar muchos más, aunque lo normal es entre 3 y 5.
Para empezar debía contarse con un gua, un pequeño hoyo de forma semiesférica, practicado en el suelo, con una profundidad de 3-5 cm. (normalmente estaban hechos de otros días, si no se hacía en un momento). A una distancia de unos 3-4 metros se trazaba una raya.
Al comenzar el juego los participantes lanzaban su canica desde el gua a la raya para determinar el orden de participación. Comenzaba el que más cerca había quedado de la raya, que además ponía las condiciones.
Desde ese momento los jugadores lanzaban sus bolas intentando introducirlas en el gua. A medida que lo iban consiguiendo tiraban a dar a las canicas de los demás. Entre la bola que tiraba y la que golpeaba debían quedar siempre unas distancias determinadas: dedo, cuarta, pie, bola y carambola o quiriscola (tres pies), tras lo cual debía meter gua de nuevo. Se eliminaba así al rival, que debía pagar una canica. El juego seguía hasta que quedaba un único jugador.
El juego sufría continuas alteraciones y riñas. Unos se acusaban a otros de "meter manga" (alargar la mano al tirar más allá de la cuarta reglamentaria), se discutía de si cabía el die o el dedo, de si alguien había movido la bola...
El juego admitía diversas variantes, así podía jugarse "a matar", en cuyo caso no era preciso meter gua y dar dedo, cuarta..., bastaba con golpear la bola del rival.
Otra variante practicada en ocasiones era jugar "a sacar". Se trazaba un rectángulo o cículo donde cada participante depositaba una bola; tras determinar el orden, tirando a raya, como en el caso anterior, se lanzaba contra las bolas depositadas, ganándose las que se conseguían sacar de la zona.
Los chavales solían tener bastantes canicas, bien porque las compraban, las ganaban o las conseguían de diversas formas, así abundaban las de hierro, que se sacaban de cojinetes viejos obtenidos por los más complicados métodos. Todos solían tener una bola favorita que utilizaban para jugar, pero si perdían nunca entregaban ésa, sino otra cualquiera. Las canicas se empleaban también como moneda de pago en otros juegos, como en la peonza.

*Burro
Juego infantil en el que varios saltan sobre otros que están agachados y apoyados entre sí. También se denomina por la frase pronunciada por los que están encima: «cuchillito, navajita, ojo de buey», «tijerita, navajita, ojo de buey», «cuchillito, navajita, tijerita, ojo de buey», «cuchillito, tijereta, navajeta, jabón de olor, ojo de buey», «cruz, bayo, campanario», «pico, zorro, zaina»... Se jugaba sobre una pared por parejas... [A lo mejor van cuatro y uno se ponía derecho "arrimao" a la pared, y los demás ponían la cabeza en la su barriga, y todos en vereda tres o cuatro, y los otros tenían que montar... y si se derribaban se cambiaba la cosa; tenían que ponerse ellos. Decían: "pico, zorro, zaina"... el que estaba derecho tenía que vigilar... era del bando contrario»].
*Peonza o trompo
La peonza, es un juguete de madera, de forma cónica y terminado en una punta metálica, llamada rejo; sobre ella se enrolla una cuerda para lanzarlo y hacerlo bailar.
Las peonzas antiguas eran fabricadas por los propios niños, con o sin ayuda de adultos, con madera de haya o encina, que tallaban toscamente, colocándolas finalmente un clavo de hierro sin cabeza como punta.
Para evitar que la cuerda se escapase de la mano a la hora de lanzar, solía anudarse en el extremo un trozo de palo, una arandela o, lo que era más corriente, una moneda de dos reales, aprovechando su agujero para hacer el nudo.
Las formas de jugar eran muy diversas. Básicamente se trataba siempre de arrojar la peonza mediante la cuerda y hacerla bailar. A partir de ahí había numerosas variantes:
Coger el trompo con la mano
Los jugadores arrojaban simultáneamente sus peonzas e inmediatamente los cogían con la mano, sin que dejara de bailar. Era toda una técnica conseguir el trompo subiera a la mano entre los dedos índice y corazón. Ganaba aquel jugador cuyo trompo permanecía más tiempo girando.
Sacar objetos (cajas de cerillas, "perras", canicas, peonzas, piedras, cromos...) previamente colocados en un círculo o cuadrado trazado en el suelo.
Se marcaba un redondel de unos dos metros de diámetro en cuyo interior cada jugador colocaba el objeto que se apostaba (por ejemplo una canica, una caja de cerillas, incluso una moneda). El primer jugador tiraba su trompo y lo cogía con la mano mientras bailaba. Después, con mucho cuidado y precisión lo tiraba sobre los objetos colocados en el círculo intentando sacarlos de él, pues ganaba todos los que podía sacar. Mientras la peonza bailaba el jugador podía tirar de nuevo. Cuando se paraba pasa el turno al siguiente jugador y así sucesivamente hasta que ya no quedaba nada en el círculo.
Rompetrompos: Arrojar la peonza violentamente sobre la de otros intentando detener su baile.
Una de las maneras de jugar consistía en marcar un círculo en el suelo y, por turno, arrojar el trompo para que bailase dentro. Mientras bailaba, el jugador intentaba sacarlo con ayuda de la cuerda. Si lo conseguía no pasaba nada, pero en caso contrario todos los demás arrojaban sus peonzas contra él hasta que, por efecto de alguno de los porrazos que recibía, salía del círculo. Quedaba entonces libre y empezaba de nuevo el juego tirando el siguiente jugador.
Y ya hablaremos de pescar las truchas a mano, de ir a cangrejos, de los "gichos".....