Memoria

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No, no soy yo...Pero como si lo fuera.

sábado, 20 de octubre de 2007

El Rancho de los Pobres










Nadie se acuerda como empezó: pero es...."de toda la vida".

Es muy posible que tenga que ver , dado que nuestra Iglesia está dedicada a San Sebastián, con la misma historia que circula por muchos pueblos.

Parece ser que, su origen y conmemoración probablemente se remonten a la Edad Media.
En la Edad Media europea la gran mayoría de la gente vivía en lo que actualmente entendemos como pobreza extrema: apenas con los mínimos recursos para sobrevivir y con la muerte como una realidad cotidiana. En el siglo X un cuarto de los niños moría antes de los cinco años y otro cuarto antes de la pubertad. La comida era escasa: lo que se producía en el campo y caza pequeña, y una hogaza de pan que se atesoraba. Los trabajadores estaban aplastados por el peso enorme de un pequeño sector de explotadores —guerreros y eclesiásticos— que se quedaban con casi toda la producción agrícola. El pueblo vivía temiendo el mañana. La posibilidad de sufrir hambrunas era común, debido a una mala cosecha, que a veces se acumulaban e implicaban dos o tres años de mal comer. Los pobres de la Edad Media temían sobre todo al hambre. Este miedo permanente está en la raíz de la sacralización del pan, de ahí que la súplica al Dios cristiano rece: “Danos el pan de cada día.” De hecho, hay otro dato curioso sobre ésto: Siempre en el Ofertorio de la Misa de los Domingos, se llevaban dos hogazas de pan; una grande para los pobres y una más pequeña que se la quedaba el cura. Ésto iba por corrida y ya se sabía a qué vecino le tocaba al Domingo siguiente. Las cestas que contenían el pan se preparaban con esmero y las adornaban con puntillas y encajes para la presentación.La vida de los campesinos, es decir de la mayoría de la población , era sumamente austera y el rendimiento de la tierra era muy bajo. Los ricos tenían el deber de dar y el cristianismo estimulaba este deber de ayuda. La urdimbre de solidaridad se afianzó en la vida urbana a través de cofradías y al fin no se encontraban completamente desamparados; es decir, abandonados a su suerte, porque las redes de solidaridad de la sociedad medieval los acogían y ayudaban a su supervivencia.
Es más que probable que nuestra fiesta esté asociada a la celebración de la festividad de San Sebastián. Cuentan algunas historias....... que por los alrededores del pueblo azotaba y se extendía la terrible enfermedad de la peste. Un pobre mendigo que pasaba pidiendo limosna y alimento, al ser tan bien atendido en sus demandas por los vecinos, prometió rezar por todos a fin de que San Sebastián no permitiera la llegada de la peste al pueblo. San Sebastián era el Protector contra la peste; fue por excelencia el santo más invocado para que protegiera a los pueblos de epidemias. El culto a San Sebastián como protector contra la peste data de muy antiguo. En el año 680, la ciudad de Roma estaba infectada de esta epidemia y los ciudadanos construyeron un altar con la imagen del santo en la basílica de San Pedro. La gente fue a invocarle y, según se dice, la peste cesó de inmediato. Este hecho se divulgó rápidamente por todo el mundo y desde entonces fue invocado en todas partes.También recibieron la ayuda del Santo ciudades tan importantes como Milán (1575) y Lisboa (1599). En España son innumerables las ermitas y capillas dedicadas en su honor y muchos templos parroquiales tienen una imagen o un altar del Santo. Fue habitual en el siglos del XV al XVII, que muchas poblaciones afectadas por la peste en España se ampararan en San Sebastián y realizaran un Voto (promesa) si el Santo los liberaba de dicha epidemia. Es por este motivo que el día de San Sebastián (20 enero) se celebran en muchas localidades oficios religiosos para agradecer al santo su intercesión ante Dios.No sabemos si Ambasaguas sufrió o no sufrió el azote de la peste. Pero se entiende que no o en todo caso mermó en menor cuantía la población . Tal vez fue entonces cuando éste pueblo absorbió a los poblados de alrededor. Desde entonces, el pueblo ( como otros muchos) en recuerdo, homenaje y agradecimiento a aquel hombre, hizo la promesa de que cada año, el día de San Sebastián, se celebraría una fiesta en la que darían de comer a cuantos mendigos y pobres acudiesen a la localidad. Como no debía de haber para grandes festines y tal vez lo de menor coste y lo más abundante fueran los fréjoles (o alubias pintas), se debió de acordar prepararlos en la forma que se hace en la zona : con algún ingrediente de la matanza del cerdo .Todos los vecinos del pueblo donaban "un puñao" de sus fréjoles y un poco de "matanza" juntándose todo ello en una gran olla , llamándole "Rancho "(en gastronomía se llama "rancho" a la ración alimenticia, generalmente hecha en un mismo guiso).
Hasta aquí...una posible explicación. También puede ser el hecho simple de cumplir los mandatos de la Iglesia, ya que en casi todos los pueblos de la zona (con mayor o menor asistencia) se hacía una cosa similar el día de la Fiesta grande. Se hace una cosa parecida a lo nuestro, con el mismo motivo , pero siendo lo de ellos un cocido llamado "Perolada" en Vargas (Valle del Pas)

Se hacía la repartición de la comida y también se les daba un aguinaldo, sobre todo desde que se instaló la Fábrica de la Luz; parece ser que los sobres entonces eran más generosos (sobre todo para el "pobre oficial" del pueblo, llamado Florencio ; y aunque había más en precarias condiciones residiendo, no voy a nombrarlos). Para hacer todo ésto, y lógicamente todo lo que suponía la fiesta, se convocaba un concejo en el que se nombraban "pedidores", "repartidores", "suplentes" y muy posteriormente "comisión de festejos" (1964). Es por esos años cuando hacían cola en El Rancho:Enrique de Pío de Sajambre ( "El del caldero") que traía y llevaba noticias de otros pueblos, ya que solía relacionarse siempre con las mismas familias; Josefa de Llamera (La de la arena), cuya medida de arena blanca para limpiar el suelo de madera de las cocinas era una lata de kilo de bonito; Timoteo, que se caía, pero la botella no la rompía; Adolfo, que siempre decía que tenía un hermano Obispo; Rosina, que llevaba la cabeza llena de horquillas; un tal "Mercancías" que bailaba "botes" (como los trileros); Aquilino, "La siones", La Muda".......

La fiesta de los pobres se fue perdiendo con la llegada de tiempos mejores.Cada año eran menos los "pobres de pedir" -como entonces se les llamaba- que llegaban hasta aquí para recibir su ración de fréjoles. Se comenzó a dar alimentos envasados, hasta que se dejó de hacer.



Ahora y como parte de la clausura de nuestra Semana Cultural , desde hace tres años hemos rescatado ésta antigua tradición con gran éxito (aprox 750 raciones la última edición). Se reparten los fréjoles para todo el que acude a visitarnos.



Y tenemos que agradecer infinitamente, la valiosa colaboración y ayuda de Roberto Honrado, Montse Sanjuan y Leandro Fernández a la hora de elaborar semejantes ollas de fréjoles (exquisitos, por cierto).



También, y a raíz de ésto surgió la idea de un premio: " El Fréjol de Oro", que se entrega el tercer sábado de Enero (próximo a los Mártires San Fabián y San Sebastián)” y que se crea para premiar y agradecer de forma manifiesta a personas relevantes su colaboración para llevar a cabo la “Semana Cultural”. Asimismo, reconoce la labor especial de la persona, grupo de personas o entidades que tengan a Ambasaguas de Curueño como referente principal y realiza actos en beneficio del pueblo.
Se crea el premio, como forma de agradecimiento especial y reconocimiento general a una labor totalmente altruista y voluntaria, llena de generosidad y simpatía hacia nuestro pueblo. Está patrocinado por un socio en particular.
Más información sobre los pobres y mendigos en el