Memoria

Memoria
No, no soy yo...Pero como si lo fuera.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Mi abuela Lina lo vaticinó escuchando la radio.....Hijos, pronto los veremos tal cual"



"Vamoooos a la camaaaaa,

que hay que descansaaaaar......

para que mañanaaaaaaa

podamos madrugaaaaaarrrrrr!.


Ésta era la sintonía que todos los días a las ocho de la tarde, a partir de 1965, indicaba que el día se había acabado para los más pequeños de la casa y en la televisión, empezaban a salir en un extremo de la pantalla los dos rombos.
¡¡¡¡ ¿Dos rombos?!!! ¡Pues ....Sí. Eso era lo que nos echaba " la cama":Los dos rombos eran el símbolo que indicaba que el contenido que se iba mostrar no era adecuado para menores de 18 años,si aparecía un rombo la programación no era apta para menores de 13 años y si no aparecía ninguno era programación familiar, cuando Televisión Española era la única emisora de televisión en España.Y no había que hacer muchos esfuerzos para ganarse esta consideración de dos rombos: Un escote, unas piernas femeninas -enseñar más era imposible-, la más mínima violencia o cualquier pequeño desliz en el lenguaje, las convertía en malditas para los más pequeños. Un ejemplo de lo estricta que era esa la clasificación es que la serie “Los ángeles de Charlie” (la original ¿eh?, nada que ver con la avanzadísima "peli") pertenecía a esa categoría.Cuando aparecían esos dichosos polígonos era el momento en el que desde el otro lado del sofá se oía la voz más que grave de tu padre: ¡A la cama! Normalmente, entre que te quejabas con el ¡joooooo, si todos lo veeeen! y remoloneabas haciendo como que te levantabas.... pero no, se podía aguantar otros cinco o diez minutillos más. Al segundo grito, no había más remedio que enfilar para la cama.El único día que podías estar hasta las “tantas” viendo la tele era los viernes, (ya en los setenta y ochenta) que te ponían el Un, dos, tres… . Por cierto, ¿alguien se acuerda de una serie inglesa de miedo que se llamaba “Tensión”? Impresionante. Con ella se sufría doblemente: por la serie en sí y porque no te pillaran.

La Familia Telerín estaba compuesta por Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Coletas y Cuquín. Visto ahora....... ¡Que monos eran!.

Y que.... por qué me acuerdo de ellos ahora?.Pues por que cuando he ido a por los periódicos he visto que han vuelto a editar todo lo que tiene que ver con éstos personajillos (pinturas, puzzle, pegatinas, libreta.....) y por las preguntas sobre el repetidor de televisión.

Pero claro: la televisión no nos llegó (por lo menos en Ambasaguas) hasta los años 60

UN POCO DE HISTORIA DE LA TELEVISIÓN

La televisión es un sistema que permite la transmisión de imágenes en movimiento acompañadas de sonido. El original descubrimiento de la "fototelegrafía" a mediados del siglo XIX (la palabra televisión no sería usada sino hasta 1900), debe sus avances y desarrollo a varios investigadores que experimentaron con la transmisión de imágenes vía ondas electromagnéticas.

La prehistoria de la televisión en España

La prehistoria de la televisión en España está, como en tantos otros países, firmemente imbricada en la historia de la radio. En los años treinta, como corresponde al reducido nivel industrial de nuestro país, no existen pruebas experimentales de televisión, pero como corresponde a la efervescencia cultural de la II República se producen vivos debates sobre las características del nuevo medio. Las revistas radiofónicas tales como Radio Sport, Radiosola, TSH, e incluso la prensa como en los diarios La Libertad, El Imparcial, La Vanguardia, El Liberal, se hacen eco de muchas de las noticias que la todavía no nacida Televisión está generando a lo ancho de todo el mundo; y ello hasta tal punto, que un repaso de los debates de aquellos años revela una intensidad de la discusión que no volverá a verse hasta los años sesenta. Asimismo, es frecuente la publicación de libros sobre temas técnicos del mundo de la televisión.La aparición en Madrid, en marzo de 1933, de la revista Radio Televisión es el ejemplo más modélico del atractivo que suscitaba la televisión en los lejanos tiempos de la II República. La publicación como tal tuvo una vida efímera pero no dejará de sorprender que en España circulara una revista dedicada a la televisión cuando no existían emisiones regulares en ningún lugar del mundo. En el número 1 de ese año de 1933 en el editorial de presentación se leía: “La televisión vendrá a sumarse al número de inventos que hacen la vida más complicada si se quiere, pero más interesante también”. Visionarios excepcionales sus promotores si recordamos que TVE tardaría prácticamente veinticinco años en comenzar sus programaciones.La primera exhibición de televisión en suelo español (es decir transmisión a distancia de imágenes y sonidos) se produjo por los técnicos alemanes durante el desarrollo de la Guerra Civil (noviembre de 1938). Los nazis presentaron a Francisco Franco y uno de sus ayudantes la Fonovisión, un sistema de ‘videoteléfono’ que diríamos hoy; se ignora la calidad de la prueba a pesar de que existen fotografías que dan fe de su realización.Hubo que esperar diez años para que en 1948, en Barcelona y en Madrid, se produzcan las primeras demostraciones de lo que hoy en día entendemos por televisión. En ese año únicamente existen emisiones regulares en Gran Bretaña y en Estados Unidos y a pesar de que se apunta el doble modelo televisivo: público para Europa y privado para América, todavía no están fijadas definitivamente sus características. De hecho las exhibiciones que se hicieron en España fueron realizadas por empresas privadas como la holandesa Philips y la norteamericana RCA en ambos casos con el objetivo de convencer a las autoridades de la bondad de sus ofertas.Philips organizó en junio de 1948 durante quince días y en el marco de la Feria de Muestras de Barcelona unas pruebas televisivas que alcanzaron un enorme éxito de público, hasta el punto que los primeros espectadores aguardaban pacientes colas durante horas para poder ver la maravilla de la televisión. Las pruebas consistieron en la emisión en directo desde un estudio de unos programas de actuaciones musicales y humorísticas diversas.Por su parte la RCA intentó en Madrid en agosto de 1948 la retrasmisión de una corrida de toros recibida por los televidentes, en el Círculo de Bellas Artes. El fiasco fue total. Se vio y se oyó poco y mal. Los espectadores crispados exigieron y consiguieron que les devolvieran el precio de las entradas que habían pagado. Un comentarista escribió: “Dentro de unos años esto de la televisión será una gran cosa. Hoy es un juguetito”.A partir de una fecha indeterminada entre 1951 y 1952, lo que años más tarde se denominará TVE comenzará sus emisiones en prueba. Las emisiones regulares se iniciarán en 1956: la prehistoria de la televisión en España había finalizado.El nacimiento y la llegada de la televisión.El 28 de octubre de 1956 comenzaron oficialmente las emisiones regulares en España. Los programas inaugurales se iniciaron a las 20:30 y el contenido consistió en la retrasmisión de una misa, unos discursos oficiales, la exhibición de dos entregas del NO-DO, unos reportajes filmados y las actuaciones de unas orquestas y de los ‘Coros y Danzas falangistas’. Las emisiones se hacía desde una ‘chaletito’ del Paseo de la Habana madrileño que disponía de un minúsculo plató de unos cien metros cuadrados. Durante casi tres años TVE fue una televisión local con ámbito de cobertura limitado exclusivamente a la ciudad de Madrid. Dos años y medio más tarde, en febrero de 1959, coincidiendo con un partido de fútbol Real Madrid - F.C. Barcelona se estrena el servicio en las ciudades de Barcelona y Zaragoza. A pesar de que parece una exageración, la prensa de la época subrayó que se acabaron todos los televisores que estaban a la venta en la Ciudad Condal. La expectación, ya al margen del fútbol, de ‘la noche del estreno’ se repitió en todos los sitios. Un único ejemplo aparecido en la prensa canaria con motivo de la llegada de la televisión a las Islas Afortunadas: a grandes columnas podía leerse en primera página: “Canarias ante una jornada trascendental. Va a ser inaugurada oficialmente la TV en el Archipiélago”. En todos los lugares y tiempos la llegada de la televisión, el primer día de programas, levantó una riada de comentarios y un éxito sin precedentes; entre muchos ejemplos puede citarse la narración que el que escritor leonés Julio Llamazares hace en uno de sus libros (Escenas del cine mudo) sobre la catarsis que supuso a los habitantes de su pueblo la visión de los primeros programas de televisión en 1963.

Como siempre, os recomiendo la lectura de los libros de Julio Llamazares. La dedicatoria de éste, personalmente me ha encantado ."A mi madre, que ya es nieve"


Los argumentos explicativos del éxito de la televisión son diversos pero al margen de los deseos de la industria electrónica o del poder político quizá se encuentren el que la pequeña pantalla parece satisfacer una demanda mayúscula de ocio cuasi gratuito y doméstico no satisfecha completamente por otras formas de entretenimiento social.Sea como fuere, se tardó años en que la gran mayoría de los españoles tuviera acceso a los programas. La televisión llegó a ‘las dos castillas’ aprovechando el repetidor colocado en la Bola del Mundo en la sierra de Guadarrama, en octubre de 1959, a Valencia en febrero de 1960, a Bilbao en diciembre de 1960 (desde agosto los bilbaínos recibían programas... con un día de retraso), a Galicia y Sevilla en octubre de 1961 y, dando por cerrada la red, a Canarias en febrero de 1964 (también en este caso se emitían los programas un día más tarde que en la península). Muchos comentaristas de prensa, por lo menos hasta 1960, dudaban de que la televisión se consolidara en nuestro país. Las gotas de escepticismo llegaban hasta voces autorizadas: Enrique de las Casas, jefe de programas de TVE y más tarde director de la primera cadena, escribió en 1959 que “no olvidemos que por una serie de razones etnológicas y definitorias, el pueblo español no parece ser un consumidor nato de TV. Ni el clima, ni el estilo de vida, ni las cualidades imaginativas de la gran masa española parecen hacer de ella un buen cliente para la TV”. Por fortuna, el excelente profesional se equivocó en sus predicciones.


Creo que ésta es la primera televisión que hubo en Ambasaguas. Como veis la conservo. Mi padre hizo también unos bancos de madera y que todavía uno existe para que la gente se sentase a verla y....... ¡Hale!¡ ¡Todos juntos a ver a Laurita Valenzula! Aunque ver..... Lo que se dice ver..... Había tantos "cortes" que más bien se imaginaba....

La expansión de los años sesenta

Hasta 1959 en España no se produjeron televisores: eran un producto de gran lujo que había que importar desde el extranjero, y accesible por ello únicamente a una reducidísima minoría de la población. Se calcula que a comienzos de la década de los años sesenta, en todo el país sólo unas cincuenta mil familias, básicamente de Madrid y Barcelona, poseen el preciado electrodoméstico.
A partir de primeros de los años sesenta, los poderes públicos se plantean políticas para incentivar el consumo y potenciar la penetración del medio en la sociedad. El Estado incitó con diversas medidas al consumo; por ejemplo, en 1961 anuló el impuesto de lujo a los aparatos, en 1962 se permitió la venta a plazos de los televisores (hasta ese momento existía un aceptable mercado de alquiler de aparatos); y durante toda la década de los sesenta los anuncios publicitarios de los receptores contaban con tarifas inferiores a la de los otros productos. Al final de la década, y a pesar de que las cifras no parecen elevadas para los parámetros estadísticos actuales, se considera que la televisión tiene una amplia cobertura en España. No existen cifras absolutamente fiables pero se considera que en ese tiempo hay unos tres millones y medio de aparatos que equivalen al 40% de los hogares del país; se dan grandes desniveles de penetración según las zonas geográficas que van desde el 75-80 por ciento de las territorios más urbanos como Madrid, Barcelona o el País Vasco y porcentajes que apenas llegan al 25% de la España rural. El parque de televisores sólo es uno de los factores que miden la implantación social de la televisión. En la década de los sesenta, para conocer la expansión del medio debe combinarse, Indudablemente, el número de aparatos con la cantidad de televidentes que cada televisor acoge. Nadie puede negar razonablemente que en esos años el consumo de televisión no es sólo familiar sino, relativamente, público si consideramos la práctica extendida en las ciudades de los primeros años sesenta, de ver programas en la casa de familiares y amigos o, ya en la segunda mitad de la década, el habitual consumo en bares o en la red de teleclubs en las zonas rurales. La primera de las situaciones mencionadas fue inmortalizada en una secuencia genial de la película Atraco a las tres (José María Forque, 1962) en la que Gracita Morales cobra cinco pesetas a sus vecinos por entrar en su casa y ver los programas televisivos nocturnos. Por su parte, los teleclubs constituyeron uno de los asuntos más recurrentes de la política cultural sobre la televisión. Los teleclubs, que con frecuencia estaban gestionados por los párrocos, formaron una red de varios miles, pero su éxito fue muy limitado y su actividad muy irregular; de hecho, su misma continuidad quedaba en entredicho según crecía el parque de televisores.Los españoles también fueron cambiando sus ideas sobre la televisión. A la altura de 1966 el aparato televisivo ocupa en las encuestas oficiales un discreto séptimo lugar en los deseos de posesión de bienes de consumo en las ciudades y nada menos que un duodécimo en las localidades rurales. Para aquellos españoles de los sesenta la televisión se considera menos necesaria que la radio, el agua caliente, la nevera eléctrica, la máquina de coser o la lavadora, aunque más necesaria que la moto, el coche o el teléfono –en los pueblos- (véase, palacio, 2001).
Las cosas, ya se sabe, han cambiado mucho; en la actualidad únicamente el número de frigoríficos supera al de televisores y la penetración del medio abarca porcentajes superiores al 99% de los hogares.http://recursos.cnice.mec.es/media/television/bloque2/index.html
Pero una cosina de nada .....
Que la "tele" , el ordenata y demás artilugios fantásticos que tenemos en éstos tiempos, no sean impedimento para que leais un libro. Tener un libro de texto entre las manos es siempre otra cosa....¿No?