Memoria

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No, no soy yo...Pero como si lo fuera.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Luces de Navidad........ Colaboración de J-VALBUENA NIETO


Mi colaboración sobre la fiesta de Sta. Lucía/ fiesta de la Luz fue muy bien complementada aquí por la 'Presi' con fotografías de bellas vikingas y luminosos velones. ¡Como que bebe en buenas fuentes literarias y ha dado plenamente en el clavo. Bien!.

El menda, 'achusmando' de nuevo tras tapia prestada, pensaba seguir, como continuación festiva propia del inicio del invierno, con las Navidades en Escandinavia, tan interesantes, mas dos lecturas, una muy reciente y otra antigua, me dejan bajo la influencia crítica del pariente Antonio de Valbuena y Gutiérrez, 1844-1929, de Pedrosa del Rey (quizá, 'del Esla' diría él), ya bajo las aguas del pantano de Riaño. Por lo tanto, dejo a los nórdicos con su bacalao 'católico' y la comida especial que dará fecundidad a las mujeres y amorosa energía a los hombres (¡que me apunten...!), y yo, ya desnortado, y como aquí, en el sur de Europa, nos aproximamos poco a poco en lo bullicioso y parafernalia decorativa, de la Misa de Gallo a la Misa del Alba a las cinco de la mañana ( o a ninguna...), cambio de tercio al de 'banderillas' comentando las lecturas antes mencionadas.

La más reciente, de nuestro paisano y gran escritor , entre tantos leoneses, ANDRÉS TRAPIELLO (hermano del también prolífico y polifacético Pedro), que en el Magazine de La Vanguardia del pasado día 9 dice: "Nadie duda que estas entrañables fiestas (las navideñas) son también un asunto cargante desde muchos puntos de vista...": Costumbre de llenar de luces las calles, casi siempre horteras, excepto cuando las lucecillas dibujan las ramas desnudas de los árboles; compulsivo consumismo en perversa combinación de ostentación y dispendio, donde la discriminación y la disparidad no quedan atrás, por lo que añade: " En Bogotá se celebra una fiesta, la Candelaria, que da principio a las Navidades (¿será por Sta. Lucía, pregunto yo...): se apagan todas las luces de la ciudad y se llenan las ventanas y balcones de pequeñas candilejas, lamparillas y velitas encendidas, un aleo (?) indescriptible de miles de mariposas de oro que pulsan el silencio impenetrable de la noche. En los barrios pobres, que son la mayoría, ni siquiera tienen que apagar el alumbrado público, porque no existe..." Y sigue con otras reflexiones no menos interesantes, como la de que a las ciudades modernas les sobran tantos millones de kilowatios como decibelios.

O sea, digo yo: Aminorándolos, el cambio climático sería menos oneroso, y el coste del exceso de energía podría dedicarse al inicio del desarrollo de la expoliada África y de otros muchos lugares, frenaría la emigración de sus hambrientas personas, etc.etc. J-VALBUENA NIETO



"La Fiesta de las Velitas":

Desde milenios, el fuego ha despertado en los hombres un sentimiento muy especial, dándole el significado de la vida, de la salida de la oscuridad y de la verdad. En Colombia, la noche de 7 – 8 de diciembre, es un momento único del año. Esta noche, las calles de las ciudades se inundan de luces y las aceras, los balcones y las terrazas de las casas se llenan de velas. Esta es la tradicional “noche de las velitas”.
La iglesia católica celebra el 8 de diciembre el día de la Virgen Inmaculada. El encendido de las velitas tiene su propia tradición.
El uso de cera nació entre los etruscos en el siglo XV antes del Cristo. Luego, esta la costumbre de fabricar las velas de sebo mezclado con el papiro fue tomada por los paganos romanos que alumbraban los santuarios en las fiestas de Saturno.En la iglesia católica las velas aparecieron por primera vez en los altares en el siglo XII y se difundieron en los siglos XV y XVI, en la época en que América estaba invadida y colonizada por los españoles. En este período, España se hallaba en plena fiebre religiosa que, junto con la colonialización, dejó las huellas profundas en las religiones y creencias andinas. En este panorama de la destrucción de costumbres indígenas, empezó la celebración del día de la Inmaculada Concepción.
En el continente americano, el uso de la luz constituía un elemento de atracción de la gente que se vinculaba al nuevo estilo de la vida. El fuego que aparecía durante las fiestas, tenía más significado folclórico, lúdico y festivo que religioso y simbólico.
“La noche de las velitas”, tan popular actualmente en Colombia, juntó una fiesta religiosa, traída al continente americano con el fuego, las velas y una cajita de fósforos, dándole a esta celebración europea el calor y la luz suramericanos

El 2 de febrero, antiguamente culminaban las festividades de la Natividad del Señor, con la presentación del Niño en el templo, día en que la Virgen María en cumplimiento a las tradiciones de la época acude a él, llevando consigo una ofrenda y un cirio para realizar la ceremonia de la purificación. De allí nace esta vocación, cuyo fervor la convierte en la Patrona de La Candelaria, en el centro histórico de Bogotá, a partir de los primeros años de la colonia.
Con el fin de rescatar estas tradiciones, el Instituto de Cultura y Turismo ha querido finalizar las actividades de la Ruta del Pesebre, realizando la procesión de la Virgen de la Candelaria que reune algunos de los coros participantes en la programación Navideña, autoridades eclesiásticas, civiles y a la comunidad de la localidad de la Candelaria.
La procesión se realiza un día domingo, partiendo desde la iglesia de Santa Barbara /carrera 7 Nº 5 - 46)) hacía el norte por la carrera 7 hasta la calle 11, para dirigirse a la Iglesia de La Candelaria (calle 11 con carrera 3). Este día es destinado entre otros, para bendecirse los cirios, al igual que los niños de los feligreses bogotanos a la Santísima Virgen, y para cerrar, la celebración de la Eucaristía.
Participan dentro de la procesión 48 grupos representativos de la localidad entre los que se cuentan el batallón guardia presidencial, la policía de bachilleres, la parroquia barrio Egipto, la parroquia Barrio Santa Barbara, los informadores turísticos, los artesanos de la localidad y el performance del artista Jenaro Mejía a lo largo de la calle 11 entre carreras 4 y 5, Misión Bogotá.
La parte musical está por cuenta de los coros de Colombia Negra, el Coro Ensamble del Enzina y al mediodía, el Grupo de Música Antigua, ameniza la llegada de la procesión a la Iglesia de la Candelaria.Finalmente, el propósito esencial que el IDCT busca con este evento, es que la ciudadanía se reencuentre con la cultura popular y que así mismo, se apropie de los espacios donde bienes culturales e históricos tan importantes que ofrece la capital colombiana, se reconozcan en torno a tan antigua tradición.