Memoria

Memoria
No, no soy yo...Pero como si lo fuera.

lunes, 21 de enero de 2008

Lo último de Julio Llamazares...... Las cosinas que me envían (Gracias)


Foto: www.cumbresborrascosas.net

Comentario del remitente


De perro a lobo, y raposos de Ambasaguas...


Noticia de Diario de León
«La Catedral de León es la que más me gusta»
Entrevista Julio Llamazares
El escritor leonés publicará este año su antología poética, la primera parte de un libro sobre las catedrales de España y «De perro a lobo», en el que reúne artículos periodísticos.




Verónica Viñas león
Julio Llamazares ha comenzado un año frenético.


Hoy se estrena en el Auditorio la adaptación teatral de su novela La lluvia amarilla , un libro que, pese a transcurrir en el Pirineo, aquí siempre tuvo una lectura leonesa. Está a punto de publicar su primera antología poética, así como un libro en el que recoge veinte años de artículos periodísticos, titulado Entre perro y lobo, y la primera parte de un libro de viajes por las catedrales de España. Ha recorrido ya 45 y, sin duda, su preferida es la de León. Afincado en Madrid desde hace años, percibe que la provincia leonesa ha dejado de lado el victimismo para salir del pozo en el que se hallaba. También ha comenzado a escribir una nueva novela. -¿Asistirá hoy a la representación de «La lluvia amarilla»?


-No puedo ir, aunque me encantaría; entre otras cosas, porque no conozco el Auditorio. -


¿Y no ha visto los ensayos? -Vi el estreno en Huesca. Partiendo de la base de que soy el menos indicado para opinar, porque sé lo que va a ocurrir, mientras la veía recordaba el momento en que lo estaba escribiendo y lo que hacía entonces. El actor es muy bueno y la puesta en escena es sencilla pero eficaz. Hay además un músico que toca instrumentos primitivos... y tiene una duración de una hora, con lo cual, no cansa. Es mi primera experiencia en el teatro. -


¿Cómo se ve León desde la lejanía? -Después de muchos años de una decadencia que parecía irreversible, he advertido -aunque es una sensación y no puedo aportar datos- que comienza a salir del pozo; y no sólo por circunstancias coyunturales, como que en la presidencia del Gobierno haya un leonés y se invierta más, sino porque se había tocado fondo. La clave está en un cambio de actitud. Del victimismo que nos caracteriza a un cambio radical, a empezar a tener otra actitud. De lo contrario, León perderá todos los trenes de la historia. -


Aunque «La lluvia amarilla» discurre en el Pirineo aragonés, en León siempre se ha asociado con Vegamián... -


Seguramente. El escritor no elige los temas, son los temas los que eligen al escritor. Si no tuviera la biografía que he tenido, si no hubiera vivido en una zona de montaña y viera cómo desaparece ese mundo, nunca me hubiera interesado el tema. Las novelas ocurren en el lugar que crea el escritor e imagina el lector. -


¿Es suya la adaptación teatral de «La lluvia amarilla»? -No se nada de lenguaje teatral. Sería una osadía por mi parte. Además, cuando escribes un libro, acabas harto de él. De Luna de lobos hice la adaptación cinematográfica porque me encanta el cine y tenía curiosidad. En Inglaterra y Francia ya hubo intentos por adaptar al teatro La lluvia amarilla . Cuando me propusieron que la adaptara yo, les dije que hicieran lo que quisieran, pero que no contaran conmigo. Realmente, lo han hecho muy bien. Han resumido en una hora todo el libro; cuando la vi en escena, no eché nada en falta. Han mantenido el espíritu del libro. Es lo mejor que puedo decir. -


Está a punto de publicar «Entre perro y lobo»... -


Sí, a finales de mes, creo que el día 30. Es una recopilación de mis artículos de opinión desde hace veintitantos años. Son de los temas más variados. Al releerlos me di cuenta de que te reflejas tanto en los artículos como en los libros. Hay muchas concomitancias en estos artículos con mis libros. Además, estoy preparando una obra completa de mi poesía, de los libros Memoria de la nieve y La lentitud de los bueyes con poemas que escribí antes de ellos y los que he escrito después y no he publicado. Saldrá antes del verano en Hiperión. Todavía no he pensado el título. Y estoy acabando la primera parte de un largo libro de viajes por las catedrales de España. La primera parte tendrá 700 páginas. Incluye las catedrales de Galicia a Cataluña. -


¿Aparece la Catedral de León en la primera parte? -


Sí. Y me gustaría presentar el libro en la Catedral de León, aunque con la Iglesia hemos topado... Después de ver tantas, es la que más me gusta, por su pureza, por su limpieza -sin casas adyacentes- y porque soy de allí. -


La catedral de Vitoria tiene a Ken Follet, la de León necesita también un escritor, ¿será usted el escritor de la Catedral de León? -


¡Que más quisiera! La Catedral de León ha tenido grandes escritores, como Unamuno o Berrueta, que una noche se quedó encerrado en ella; que es lo que hago yo, pasar un día entero en cada una. Las catedrales son lugares fantásticos para pensar en la historia de la Humanidad. Son cajas negras de la historia. Si sabes leer en ellas, entiendes la historia. Estuve en el ciclo de conferencias que organizaron en la catedral de Vitoria, en la que estuvo Ken Follet. Pareciéndome una restauración modélica, tengo reservas sobre lo que están haciendo. Tiene el triple de presupuesto que las once catedrales juntas de Castilla y León. -


¿Y en su viaje a la Catedral de León descubrió algo que no supiera o no hubiera visto antes? -


Es un libro de viajes, no de arte. Me documento, pero el hilo conductor es un viaje. Llego a León desde Oviedo y cuento lo que me ocurre. En estos sitios miramos sin ver. Cuando estás un día entero y miras todo con detenimiento... Una catedral es como un hojaldre, lleno de capas, con el palacio de Ordoño II, las termas... Están en el lugar más simbólico y primitivo. En la de León descubrí en el Museo los frontales de la iglesia de Vegamián. Vi más de lo que vi otras veces. -Las catedrales están construidas en lugares mágicos, en sitios telúricos, encontró en la de León algo mágico... -


Procuro recoger las historias legendarias o populares. Las catedrales son barcos que han cruzado ocho o diez siglos. Son lugares con carga mítica. Si la de León nos impresiona ahora, en una época en la que hay edificios de cien plantas, en el siglo XII, con casas de paja de una planta... Veían la catedral desde Villaobispo o desde La Virgen del Camino. Entraban en la catedral fascinados por las luces y, claro, veían a dios. Con el tiempo, al paso que la gente perdía fe, esa religión se ha sustituido por otra. Todo el mundo quiere ver puntos mágicos. Yo, si no creo en la única religión verdadera, menos en esta. -


¿No le ha dado vértigo emprender una obra tan ambiciosa en la que recorrerá todas las catedrales de España? -


He recorrido ya 45 catedrales y no me ha pasado. Este libro me ha permitido conocer un mundo que no vislumbraba. Hago unidades de viaje más coherentes que la división territorial -por ejemplo, las catedrales vascas, riojanas y navarras-. Las catedrales se hicieron en la Edad Media, con una concepción territorial de aquella época. Siempre he escrito los libros que me han apetecido, a despecho de que se llevaran o no. Este es mi libro más ambicioso. Me va a llevar diez o doce años hacerlo. Mantener una pasión tanto tiempo cuesta, pero con cada viaje recupero la energía. -


¿Los libros de viajes están viviendo ahora un momento dulce? -


Llevan ya un tiempo de moda. La literatura de viajes ha existido siempre. La literatura en estado puro es la de viajes. La Ilíada, El Éxodo, El viaje de Marco Polo , incluso la Guerra de las Galias o El Quijote.. . todos los grandes libros fundacionales son de viajes. La literatura de viajes está en la esencia de la literatura. Está en la esencia de contar lo que los demás no han visto. Siempre ha existido y cayó en el olvido en la postguerra. Sin embargo, los escritores leoneses siempre la han cultivado, como el espléndido libro de Torbado, Tierra mal bautizada ; o Donde las Hurdes se llaman Cabrera , del recién fallecido Ramón Carnicer; Los caminos del Esla , de Merino y Aparicio; o el Relato de Babia , de Luis Mateo Díez. Ahora ha habido un boom con Pérez-Reverte o Magris. Los libros de viajes me gustan hasta los malos. Viajes tres veces: cuando lo imaginas, cuando lo haces y cuando lo escribes. -


¿León ya no le inspira para sus libros? -


Me inspiran muchos sitios. León es siempre una presencia inevitable. Mi idioma materno está allí y estará en todo lo que escriba. León siempre está en mis novelas; ese paisaje subjetivo es León. -


Creía que tras «El cielo de Madrid» iba a desarrollar su próxima novela en León... -


Estoy escribiendo una novela que no corre en León en términos geográficos. Llevo sólo 40 o 50 páginas, así que no puedo decir mucho de ella. -


Tres libros a punto de llegar a las librerías y una novela más... ¿de dónde saca tanto tiempo para escribir? -


Lo que más me gusta es escribir. Escribo mucho aunque publico poco. Hago muchas horas, pero en plan apasionado. -


Pero no es un corrector impenitente, ¿o sí? -


Escribir es corregir, es tachar. Escribir es muy fácil, pero escribir bien, al límite de tus posibilidades, es muy difícil. Es quitar lo que sobra y buscar la palabra más adecuada. -


¿Qué opina de recuperar el leonés o llionés? -


Todo lo que sea conservar la riqueza cultural me parece bien. Cuando se hace con criterios utópicos o políticos, ya no lo comparto. Cuando mi abuela hablaba leonés o asturleonés o bable, yo apuntaba las palabras y ella creía que me reía. Me gusta la riqueza de vocabulario. Luna de lobo s está llena de leonesismos. Lo descubrí a través de los traductores. El de alemán me llamó para averiguar qué era un hocil. Pero resucitar cadáveres, y con intención política, no me parece bien. Es absurdo dar leonés en las escuelas en lugar de inglés. -


¿Hay alguna palabra leonesa que le guste especialmente? -


Muchísimas. Es como cuando vuelves a casa de los abuelos, vuelves a la infancia. Panera, hocil, escaño, trébede... huelen a la comida